El gobierno británico presentó un plan que redefine su política industrial y energética con el propósito de garantizar suministros estratégicos hacia 2035. La iniciativa busca diversificar proveedores, impulsar la producción local y expandir el reciclaje, en un contexto de creciente competencia global por recursos esenciales para la transición tecnológica.
Un giro estratégico para garantizar el abastecimiento
El Reino Unido dio a conocer este sábado una nueva estrategia nacional para asegurar minerales críticos, un documento que marca un hito en su planificación industrial y geopolítica. El gobierno fijó como meta que, al año 2035, al menos un 10% de la demanda interna sea cubierta por producción propia y un 20% mediante reciclaje, reduciendo así la histórica dependencia del suministro extranjero.
Esta medida surge en un escenario internacional donde la competencia por recursos clave —como litio, níquel, cobre y tierras raras— se vuelve más intensa. Estos materiales son imprescindibles para la manufactura de tecnologías avanzadas, desde smartphones hasta vehículos eléctricos, y adquieren un rol cada vez más central en el desarrollo de centros de datos que soportan aplicaciones de inteligencia artificial. En el texto oficial, el gobierno advierte que el país enfrenta una “necesidad urgente” de fortalecer su seguridad de abastecimiento para sostener su crecimiento tecnológico.
La frase clave objetiva integrada en el texto —la estrategia británica busca asegurar un suministro diversificado y reducir la dependencia crítica de un solo país— resume la esencia del nuevo enfoque gubernamental.
Fondos para acelerar la producción y el reciclaje
La estrategia llega respaldada por hasta 50 millones de libras en financiamiento destinado a ampliar proyectos de extracción, procesamiento y reutilización de minerales críticos. El Reino Unido produce hoy apenas un 6% de sus necesidades internas, por lo que el plan apunta a desarrollar operaciones propias en litio, níquel, tungsteno y tierras raras, con un objetivo destacado: alcanzar la producción de al menos 50.000 toneladas de litio nacional hacia 2035.
El primer ministro Keir Starmer defendió la iniciativa señalando que estos materiales “son la columna vertebral de la vida moderna y de nuestra seguridad nacional”. Según destacó, una mayor autosuficiencia permitiría proteger la economía británica frente a shocks externos y contribuir a mitigar el coste de la vida a largo plazo, al reducir la exposición a fluctuaciones internacionales de precios.
Proyecciones de demanda: el desafío que se aproxima
El gobierno británico proyecta un aumento sustantivo en el consumo de minerales esenciales durante la próxima década. El uso de cobre casi se duplicaría para 2035, mientras que la demanda de litio —clave para baterías de autos eléctricos y sistemas de almacenamiento energético— crecería un 1.100%. Esta presión obliga a reforzar las cadenas de suministro, no solo para garantizar acceso a recursos, sino también para mantener la competitividad del sector tecnológico británico.
El informe subraya el rol estratégico del reciclaje, un pilar de la política industrial que busca disminuir la dependencia de importaciones y fomentar la economía circular. Los avances en este ámbito, señala el documento, serán determinantes para alcanzar los objetivos de autonomía fijados por Downing Street.
China como actor dominante
El texto dedica un apartado relevante a la hegemonía de China en el mercado global de minerales críticos. Según datos citados por el gobierno, el gigante asiático concentra alrededor del 70% de la minería mundial de tierras raras y cerca del 90% de su refinación, una posición que deja expuestos a los países consumidores a tensiones geopolíticas, volatilidad de precios e interrupciones súbitas del suministro.
Frente a este escenario, la estrategia británica establece un límite claro: hacia 2035, ningún mineral crítico podrá provenir en más de un 60% desde un solo país. Con ello, Londres busca diversificar sus alianzas, fortalecer la resiliencia de sus industrias y disminuir los riesgos derivados de la concentración en mercados externos.
Nuevas alianzas internacionales
Como parte de este esfuerzo por ampliar su red de abastecimiento, Reino Unido firmó a comienzos de año un acuerdo de cooperación en minerales con Arabia Saudí. La alianza pretende fortalecer las cadenas de suministro, abrir oportunidades a empresas británicas y atraer nuevas inversiones al país, consolidando una estrategia diplomática que combina política industrial y seguridad energética.
Además, el Reino Unido prevé profundizar la colaboración con socios de América del Norte, Europa y Asia-Pacífico, regiones donde se concentran proyectos mineros y capacidades de procesamiento que pueden complementar las necesidades británicas.
Una política industrial de largo aliento
La estrategia presentada por el gobierno de Keir Starmer no solo responde a urgencias de abastecimiento, sino que busca construir una política industrial de largo plazo con foco en soberanía energética, innovación y competitividad. Su éxito dependerá de la capacidad de atraer inversiones, desarrollar infraestructura y asegurar que los estándares medioambientales acompañen el crecimiento de la industria extractiva.
El plan se inscribe en un marco más amplio de reindustrialización y transición tecnológica, en el que los minerales críticos pasan a ser un componente central para la seguridad económica del país.

