Consumo de agua y gobernanza se consolidan como los principales factores de diferenciación entre productores de cobre

Consumo de agua y gobernanza se consolidan como los principales factores de diferenciación entre productores de cobre

Un estudio académico identificó que el uso del agua y la calidad de la gobernanza nacional son hoy los elementos que más distinguen a las compañías mineras dedicadas al cobre, marcando un quiebre respecto del concepto tradicional de un metal homogéneo.

El análisis, elaborado por especialistas de la Universidad de Chile, el AMTC, Cesco y SERC Chile, fue presentado bajo el título “Product differentiation in mineral commodities based on sustainability indicators: The case of copper mining”. El documento plantea que la forma en que se produce el metal rojo adquiere un peso creciente en un mercado presionado por exigencias ambientales y sociales.

El agua como factor central en la diferenciación

El estudio identificó que el consumo de agua, especialmente aquella proveniente de fuentes continentales, es hoy el principal elemento que distingue el desempeño de las empresas productoras de cobre. Según el investigador Emilio Castillo, esto responde a que el agua es un recurso estrictamente local, cuya disponibilidad y nivel de presión varían entre faenas, exigiendo inversiones específicas en infraestructura.

Castillo explicó que la necesidad de plantas desaladoras, sistemas de recirculación u otras soluciones de manejo hídrico convierte al recurso en “el eje principal de diferenciación”, no solo por su impacto operativo, sino también por su sensibilidad social. El agua es un insumo crítico para comunidades y territorios, por lo que su gestión se ha transformado en uno de los temas más relevantes para obtener aceptación social.

La gobernanza como elemento estructural

El documento también subraya la importancia de los indicadores de gobernanza como factor diferenciador a nivel internacional. Países con instituciones sólidas y marcos regulatorios robustos tienden a exhibir mejores estándares ambientales, lo que favorece operaciones mineras alineadas con expectativas socioambientales.

En cambio, jurisdicciones con menor capacidad institucional enfrentan desafíos mayores para demostrar prácticas sostenibles, aun cuando ciertas operaciones aisladas presenten buenos resultados. Para Castillo, este escenario “genera una ventaja para países de altos ingresos”, lo que agrega complejidad al posicionamiento competitivo de productores ubicados en regiones con regulaciones más débiles.

Efectos en el mercado del cobre

Los autores advierten que la diferenciación en la producción de cobre ya está modificando el comportamiento del mercado. La presión de consumidores e inversionistas, junto con la expansión de criterios ambientales, sociales y de gobernanza, impulsa un tránsito desde la visión clásica del cobre como un producto homogéneo hacia un esquema donde la trazabilidad y la sustentabilidad generan valor.

Según Castillo, esta “diferenciación verde” produce dos efectos principales. Por un lado, surgen nichos que permiten acceder a primas de precio, financiamiento verde y contratos preferenciales. Por otro, aumenta la complejidad del mercado al estimular servicios, tecnologías y certificaciones vinculadas al desempeño sustentable.

El estudio concluye que, en pleno proceso de transición energética, las exigencias asociadas a una producción más limpia pueden acelerar inversiones en mejores prácticas operativas, aunque también profundizar brechas entre países según su capacidad de ajustarse a estándares más estrictos.

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