Los sindicatos 1 y 2 de la metalúrgica Edyce hicieron un llamado público a los acreedores para que aprueben la propuesta de reorganización judicial presentada por la empresa, en un intento por preservar más de 250 empleos y evitar el cierre de una de las firmas industriales más emblemáticas de Talcahuano.
Una empresa histórica en riesgo y una definición clave para sus acreedores
Edyce Metalúrgica, compañía con más de 70 años de trayectoria y reconocida por su especialización en el diseño, ingeniería, fabricación y montaje de estructuras metálicas de gran envergadura, atraviesa uno de los momentos más complejos de su historia. A fines de octubre la firma ingresó a tribunales una solicitud de reorganización judicial, figura contemplada en la Ley de Insolvencia que busca evitar la quiebra mediante un plan de pago y continuidad operacional.
La solicitud de protección financiera dio paso a un proceso en el que los acreedores deberán decidir si aceptan o rechazan la propuesta de reorganización. En ese contexto, los sindicatos emitieron una declaración pública en la que pidieron respaldo para la continuidad de la compañía, enfatizando que “Edyce puede y debe seguir existiendo” y que la resolución de este proceso impactará directamente en los trabajadores y en la industria regional.
El llamado se inserta en un momento decisivo: las próximas semanas serán determinantes para definir si la empresa logra un acuerdo con sus acreedores o si se ve forzada a un proceso de liquidación. Con ese telón de fondo, los dirigentes enfatizaron que los sindicatos llaman a apoyar la reorganización judicial, planteando que la compañía aún es viable y estratégica para la economía local.
Defensa del capital humano y alerta por impacto laboral
En su declaración, los sindicatos destacaron que la planta reúne a más de 250 trabajadores altamente especializados en distintas etapas de la cadena productiva, conformando un equipo con experiencia acumulada en múltiples proyectos de ingeniería y montajes industriales. Subrayaron que la empresa es “única en Chile” en capacidades técnicas y humanas, atributo que consideran clave para sostener su continuidad.
La organización sindical también puso énfasis en que la gerencia está realizando esfuerzos sostenidos para estabilizar operaciones y asegurar contratos, por lo que pidieron a las autoridades regionales y nacionales mayor involucramiento en la protección de los puestos de trabajo. “La administración está trabajando fuerte para sacar adelante nuestra planta y nuestros trabajos”, señalaron, aludiendo a la necesidad de apoyo político y sectorial para evitar que la situación derive en un cierre irreversible.
Desde Talcahuano, la eventual pérdida de Edyce sería interpretada como un golpe significativo para el tejido industrial del Biobío, región que históricamente ha estado vinculada a actividades metalúrgicas, navales y manufactureras. En este sentido, los sindicatos advirtieron que la liquidación de la empresa tendría un impacto profundo no solo para los trabajadores directos, sino también para la red de proveedores y subcontratistas que dependen de su actividad.
Un ciclo económico desfavorable y señales de alerta sectorial
Los representantes sindicales atribuyeron gran parte de la crisis a un ciclo económico adverso, caracterizado por una disminución en los proyectos de la gran minería y una baja generalizada en obras públicas y privadas. Esta combinación, sostienen, ha reducido la demanda por infraestructura metálica, afectando de manera directa a empresas como Edyce cuyo negocio está estrechamente vinculado a grandes proyectos energéticos, industriales y de ingeniería pesada.
A ello suman un elemento estructural: la lentitud en los procesos de permisos, señalando que los retrasos en tramitaciones administrativas postergan o paralizan proyectos que podrían dinamizar la industria metalmecánica. “Las permisologías que atrasan proyectos y quitan inversión, tarde o temprano la pagamos los trabajadores”, afirmó el comunicado, en una crítica que se ha vuelto recurrente en distintos sectores productivos del país.
Desde la perspectiva de los sindicatos, la crisis de Edyce es una manifestación de un fenómeno más amplio: la vulnerabilidad de las industrias intensivas en capital y mano de obra cuando se desacelera la inversión y se ralentiza el desarrollo de nuevos proyectos. En ese marco, advierten que la continuidad de la firma depende tanto del resultado del proceso concursal como de un entorno económico que permita la reactivación de obras de gran escala.
Reclamo por falta de respuesta de autoridades y solicitud de mayor acompañamiento
Otro punto central de la declaración fue la crítica a lo que consideran una gestión lenta y poco receptiva del Gobierno. Según los sindicatos, el pasado 25 de septiembre enviaron cartas al ministro de Economía, Álvaro García, y al ministro del Trabajo, Giorgio Boccardo, expresando su preocupación por la situación financiera de la empresa y la amenaza de perder empleos. Hasta ahora —afirman— no han recibido respuesta formal.
Este silencio, a juicio de los dirigentes, se contrapone con la urgencia del problema. Los sindicatos plantean que una mayor coordinación entre autoridades nacionales, regionales y la propia empresa podría contribuir a identificar alternativas de apoyo o articulación de proyectos que permitan mantener la operación en funcionamiento mientras avanza el proceso judicial.
En Talcahuano y el Biobío existen antecedentes de apoyo institucional a industrias estratégicas cuando su continuidad se considera relevante para el empleo regional, por lo que el llamado de los trabajadores apunta también a reactivar esa tradición de intervención y acompañamiento.
El proceso concursal y los escenarios para Edyce
La reorganización judicial propuesta por Edyce busca refinanciar pasivos, reestructurar condiciones con acreedores y asegurar la continuidad operacional. En caso de lograr aprobación, el plan permitirá a la empresa seguir ejecutando contratos y competir por nuevos proyectos mientras ordena su situación financiera.
Si la propuesta es rechazada, el escenario probable sería un proceso de liquidación forzosa, con venta de activos, cierre de operaciones y pérdida de empleos. Los sindicatos advierten que ese desenlace “no solo significaría el fin de una empresa histórica, sino un retroceso para la industria regional”.
A la espera de la votación de los acreedores, la empresa continúa operando bajo las reglas del procedimiento concursal, con protección financiera y supervisión del tribunal. Las conversaciones entre la administración y los acreedores serán determinantes para definir si la histórica metalúrgica puede enfrentar un nuevo ciclo económico con un modelo de negocios actualizado.

