La reciente cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin en Alaska, que marcó la primera visita del líder ruso a territorio occidental desde 2022, concluyó con una inesperada propuesta: Putin invitó a su homólogo estadounidense a reunirse en Moscú. El gesto se produjo justo después de que Trump terminara sus declaraciones a la prensa en la base militar Elmendorf-Richardson, donde ambos abordaron la guerra en Ucrania, tal como quedó reflejado en el histórico primer encuentro en Alaska.
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Una propuesta con alto contenido político
“Oh, es una propuesta interesante. Puede ser, yo creo que me criticarían mucho. Le agradezco mucho”, respondió Trump ante la invitación del mandatario ruso. Tras posar brevemente para las cámaras, ambos se retiraron sin responder preguntas adicionales sobre los detalles de la conversación. La idea de un próximo cara a cara en Rusia abre un nuevo capítulo en la dinámica bilateral, en un momento en que Europa sigue presionando por un alto al fuego y por garantías de seguridad para Ucrania.
Contexto histórico y expectativas
Esta sería la primera vez que Trump y Putin se reunirían en Moscú, y la primera cumbre presencial desde el 16 de julio de 2018, cuando coincidieron en Helsinki, Finlandia. La invitación llega apenas un día después de que ambas partes calificaran como “muy productiva” la cita en Alaska, aunque sin anunciar acuerdos concretos, tal como se detalla en el balance final de la cumbre.
Resultados y puntos pendientes
Trump afirmó que “muchos puntos se acordaron” y que “solo unos pocos quedaron sin resolver”. Según sus palabras, uno de esos puntos es “probablemente el más significativo”, pero aseguró que existe “una buena oportunidad” para llegar a un acuerdo. Aunque no se especificó el contenido de esos temas, se espera que la futura conversación con la OTAN arroje más luz sobre las discusiones y posibles compromisos.
Un nuevo escenario diplomático
La invitación de Putin podría redefinir el calendario diplomático entre Washington y Moscú, y reactivar debates sobre el papel de Estados Unidos en la seguridad europea. Si la reunión en Moscú llega a concretarse, sería un hecho con un fuerte impacto simbólico y estratégico en medio de la guerra en Ucrania y las tensiones con la OTAN.
