La promesa de Canadá de restringir la inversión extranjera en su sector de minerales críticos enfrenta su primera gran prueba con el acuerdo de Arabia Saudita para adquirir algunas de las minas de níquel más grandes del país.
El gobierno del primer ministro Justin Trudeau introdujo nuevas reglas en octubre que añadieron un nivel adicional de escrutinio regulatorio a las inversiones de entidades estatales extranjeras. Estos acuerdos solo serán aprobados «de manera excepcional» si se considera que proporcionan un «beneficio neto» para el país.
«El gobierno examinará con mayor detenimiento este tipo de inversiones», declaró el portavoz del Ministerio de Industria de Canadá, Sean Benmor, en un comunicado el viernes. «El gobierno se toma muy en serio su responsabilidad de proteger la seguridad nacional y actúa con determinación cuando es necesario».
Vale SA anunció el jueves que el Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudita y Saudi Arabian Mining Co. acordaron adquirir conjuntamente el 10% de la unidad de metales básicos de la compañía minera brasileña. Vale opera la mina de níquel más grande de Canadá, Voisey’s Bay, en Labrador, y tiene operaciones en Sudbury, Ontario.
El proceso de aprobación en Canadá implicaría una revisión de seguridad nacional que podría llevar 200 días o más, y luego requeriría la aprobación de los legisladores canadienses, incluido el ministro federal de industria. Sin embargo, el presidente ejecutivo de Vale, Eduardo Bartolomeo, descartó la posibilidad de obstáculos regulatorios en una entrevista el viernes y señaló el reciente restablecimiento de los lazos diplomáticos entre Canadá y Arabia Saudita.
«Somos nosotros quienes dirigimos el espectáculo, ellos son socios pasivos», afirmó en la entrevista. «Nuestros principios regirán».
